
Los Jiw en equilibrio
Objetos etnoecológicos como referente de la memoria Jiw
Reivindicar y exponer la memoria de los indígenas Jiw, que habitan los resguardos de Barrancón y Barranco Colorado en la zona de La Macarena-Guaviare, analizando los cambios de las dinámicas territoriales en relación al equilibrio de la ecología que rodea a dicha comunidad. Explorando desde los objetos etnoecológicos, para comprender la manera en la que el conflicto armado perjudico a este territorio.
By Sofía Fonseca González

RESUMEN
El siguiente proyecto, titulado “LOS JIW EN EQUILIBRIO: Los objetos etnoecológicos como referente de la memoria Jiw,” busca reivindicar por medio del diseño las narrativas de víctimas del desplazamiento forzado en los asentamientos de Barrancón y Barranco Colorado en el departamento del Guaviare, Colombia, haciendo énfasis en el desequilibrio ecológico que también sufrió el territorio. El propósito es generar nuevas perspectivas sobre las memorias del conflicto, para la cual se propone el desarrollo de mediadores interactivos que rescatan objetos etnoecológicos, que conservan y resguardan la memoria del pueblo indígena Jiw y reivindican su voz, su memoria, su herencia y, principalmente, la forma en la que cambió su territorio.
La Macarena-Guaviare
El territorio de La Macarena-Guaviare se encuentra constituido por el sur del Meta y todo el departamento del Guaviare. La capital del Guaviare, San José del Guaviare. Está ubicado en la región de la Amazonía. Tiene 112,621 habitantes según el censo realizado en el año 2005 por el Departamento Nacional de Estadística (DANE). Las formas de violencia más recurrentes en este territorio son el desplazamiento forzado y las disputas por el territorio y por el Rio Guaviare (hogar de muchos asentamientos indígenas como los Nukak, Jiw-Guayabero y Sikuani).

UN TERRITORIO VÍCTIMA
La violencia en Colombia tiene sus inicios cerca de 1960 y se ha caracterizado por ser una guerra asimétrica, silenciosa y duradera. Al no tener un objetivo específico y ser muchos los actores de este conflicto, su fin en el territorio colombiano parece inalcanzable. Específicamente en la zona de La Macarena-Guaviare, la violencia ha sido vivida no solo por sus habitantes, sino que también ha sido victima el territorio mismo, específicamente su entorno ecológico. La guerra ha creado una pluralidad de víctimas y ha dejado bastantes formas de violencia aun no han sido posible registrar.
Se debe tener en cuenta existe un cambio en las dinámicas y nuevas características, desfavorecedoras, no solo para los habitantes de esta zona. Sino también para todo el entorno ecológico que la rodea. La deforestación y los incendios forestales ahora son protagonistas de la zona. Esto resulta en pocas oportunidades para las especies de flora y fauna nativa de desarrollarse y como consecuencia, los habitantes de este territorio, ahora se encuentran en una desventaja en comparación a las condiciones que tenían antes del conflicto armado.


LA COMUNIDAD INDÍGENA JIW
La comunidad indígena Jiw era históricamente seminómada y su sistema de agricultura se constituía hacia principios del siglo XX sobre la explotación selectiva y estacional de recursos en diversos ambientes. Así mismo, se dedicaban a la caza y recolección de frutos del bosque, y al igual que varias comunidades indígenas de la zona amazónica, construían chagras en las galerías cercanas para la enseñanza y preservación de las tradiciones culturales por medio de la agricultura. Tienen una organización política regulada a partir de la familia.
La cosmovisión incluye lo sobrenatural y los valores o poderes médicos presentes y derivados de la flora. Esta condición de interactuar, interpretar y utilizar las plantas la poseen solamente los Paye o Pinjoen, quienes son los encargados de llevar a cabo los ritos y ceremonias a la vez que adquieren poderes de mediación entre los dioses sobrenaturales y la comunidad.
En la actualidad, los indígenas Jiw se ubican en 11 asentamientos reconocidos nacionalmente, a lo largo del Rio Guaviare.

LOS OBJETOS ETNOECOLÓGICOS
Representa las formas, prácticas y el entendimiento de la comunidad Jiw con relación al recurso natural y ecológico sobre el que se sustentan sus actividades y practicas al interior de su territorio. De esta manera se le atribuyen características de relatos, interacciones y cosmovisiones, para comprender la identidad cultural que configura a este tipo de objeto como portador y relator de memoria. “A partir de los objetos se generar narraciones , testimonios, documentos o archivos, gracias a las memorias con las que se relacionan estos objetos.” (Valencia, s.f.)
FAFEST
KUNUKO
YOPO




La maraca que no canta
Maraca o en su lengua nativa Fafest es utilizada por los Pinjoen durante los ritos. Durante el desplazamiento forzado de Arturo, la maraca dejo de sonar en la comunidad. Así mismo él no pudo enseñar ni trasmitir las costumbres y la herencia cultural con la comunidad por al menos una generación.

Rostros sin pintar
La pintura facial obtenida del achiote es una característica etnográfica de esta comunidad. Sin embargo, durante la ausencia y desplazamiento de muchos miembros, esta pasó a segundo plano, ya que lo mas importante era sobrevivir a la guerra y a la violencia.

El fin del Wisjui
Al llegar el Pinjoen Arturo a Barrancón (después de esta 15 años desplazado en Villavicencio), el suelo y la tierra ya no eran fértiles, por lo que muchas de las especies de plantas utilizadas en ritos y la curación ya no crecían.